Subida al refugio de Vegarredonda. Mañana cambiante del 8 de diciembre, donde todos los vientos empujan nuestro paso para subir, una vez más, al reino de las águilas |
Entonces… ¡estamos Aquí! Y ¡Ahora!
Hasta aquí hemos llegado, no sabemos muy bien por qué…
pero estamos disponibles, abiertos al presente, vivos y libres!
Cómo me gustaría que escuchárais los vientos, uno por uno, cada uno su susurro, su brisa, su gentil llamada arrebolada, su prisa y pausa silenciosa, su sonoridad musical, presencia invisible soplándonos la frente, despejándonos la frente y dando claridad a nuestros pensamientos!
Parémonos, aquietemos nuestra prisa, quedémonos quietos para escuchar, escuchar a los vientos y descifrar su mensaje cargado de belleza, amor y alegría.
Querido amigo-amiga que el viento sople a tu favor, que te envuelva en una oleada de aire vibrante y te ascienda por encima de los prados, más allá de las nubes, donde siempre luce el sol eterno del ser, donde permanecemos unidos y abrazados, mecidos por la suave brisa atemporal de la consciencia plena.
AIRE, SOY AIRE, HASTA AQUÍ HE VENIDO A SALUDARTE, CON MI HUMANIDAD Y MI HUMILDE PETICIÓN:
ESPÍRITU DEL VIENTO, ABRÁZAME Y ENVUELVE MI CORAZÓN, PERMITE QUE ASCIENDA CONTIGO Y SE EXPANDA TODO EL AMOR QUE RECIBO
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