miércoles, 19 de enero de 2011

Sé que tú me escuchas

Sé que tú me escuchas, con tu mente, con tus oídos o con tu alma...
Ayer te vi prendida en el aire, sorteando la brisa de la mar, arrollada entre las montañas
y tú respirabas y me sentías, también.
Quizá no surjan palabras entre nosotras, quizá nuestra voz esté esperando...
pero algo inmensamente vivo se mueve y gira en ondas espirales,
abarcando la materia y preñando el silencio de brillos.
Tú, yo, nosotras, el universo entero está vibrando en la dimensión de los sueños,
donde todo es posible, donde todo se expande en bucles de color armónicos.
Tú, mi hermana, la hermana inmortal que siempre estará conmigo, impasible al tiempo,
eterna hermana blanca del alma...
te escribo, te rozo, te sueño y me estremezco, porque estás en cada mujer que vibra,
en cada hombre que ama, en cada latido de mariposa, flotando en el aire,
aromas de rosas, perfumes de amor...
¡Cuántas veces te escucho, te presiento, te vivo!
¡Cuántas palabras mágicas brotan de mis manos cantoras!
Qué fácil es convertir el tiempo en momento y el momento en infinito, cuando todo se centra en un punto,
el punto de encuentro, 
el límite inasible 
de la energía cristalizada
en sonrisa 
de mujer.

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